En esta época, veo a gente obsesionada con un tema.
Obsesionada con apuntar a sus hijos a hacer “deportes de equipo”, como comenté en mi post la mentira de los deportes de equipo.
Deportes de equipo para fomentar las relaciones personales y crear valores de equipo en los niños y para que aprendan a esforzarse a nivel individual en beneficio del conjunto.
Eso está muy bien, pero antes de todo eso, yo soy partidario de dos cosas.
Dos cosas que considero que son importantes.
La primera y más importante.
Hacer el ejercicio de escuchar.
Reconozco que yo este ejercicio lo practico conscientemente desde hace no demasiado.
Todos queremos dar nuestro punto de vista, pero pocos escuchamos al resto.
Oír oímos, pero escuchar, escuchamos poco.
Estamos deseando que terminen de hablar para decir nosotros lo que pensamos.
En el fondo pensamos… a ver si se calla ya este y puedo yo meter baza.
En fin… con quién mejor practicar este ejercicio, que con nuestros propios hijos.
Vamos a escucharlos a ellos para ver qué les apetece hacer.
Lo segundo que yo hago es observar.
Observar las cualidades y condiciones físicas y psicológicas que tiene nuestro hijo.
Esto sin duda va a ayudarles a que estén un poco más cómodos en la opción que elijamos.
Cada niño tiene un perfil o cualidad tanto física como psicológica.
Hay perfiles y niños para todos los deportes.
Niños más hábiles, más coordinados con los pies, o con las manos.
Niños más rápidos, o más resistentes, o más flexibles, o más fuertes.
Niños más extrovertidos y niño más introvertidos.
Todo esto, sin duda puede hacernos decidir si apuntarles a un deporte o a otro.
Si apuntarles a un deporte individual o a uno de equipo… Mal llamado, por otro lado.
Yo prefiero clasificar los deportes como individuales o colectivos. Porque de equipo son todos.
Con toda esta labor, llegaría la hora de abrir el gran libro de los deportes.
Abrir ese gran libro para seleccionar 3 o 4 opciones para elegir entre las partes implicadas.
Es decir, entre los padres y los hijos.
Independientemente de todo esto, yo pongo el foco en otro tema.
Me hago una pregunta.
Y me la hago yo, no se la hago a chat GPT para que me la conteste.
Hay que currárselo un poco…
Parece una tontería, pero es importante.
La pregunta que me hago es la siguiente:
¿Cuál es el objetivo principal de que mi hijo haga deporte?
Las respuestas pueden ser varias y diferentes.
En mi caso, la respuesta que me sale es LA SALUD.
Muchas veces es sencillo.
Los niños eligen fútbol o baloncesto por estar con los amigos del cole o porque simplemente le encanta, como a ti.
Ojo que esto podrían ser dos respuestas a la pregunta de antes.
Pero algunas veces, el niño NO nos lo pone fácil y NO elige futbol o baloncesto.
Entonces hay que mirar qué respuesta nos ha salido a la pregunta de antes.
Mis preferencias pasan por elegir deportes que generen a mis hijas beneficios que puedan mantener durante el resto de sus vidas.
Algo que las aporte tal estímulo, que puedan aprovecharse de ello durante los siguientes años de sus vidas.
Que puedan aprovecharse durante el resto su vida.
¿Qué otra cosa en el mundo te puede generar tantos beneficios? NINGUNA EN EL MUNDO.
No te exagero.
Yo abriría la puerta a deportes que reciban un estímulo a nivel de movilidad articular, de fuerza y del sistema nervioso.
Traduciéndolo para todo el mundo… que me he puesto un poco estupendo;
Abriría las puertas a deportes que les aporte movilidad y agilidad, fuerza y que también les haga pensar y les exija concentrarse.
En el Top 1 y 2:
Mis opciones favoritas pasan por la gimnasia artística o gimnasia deportiva (es lo mismo) y el ballet.
Aunque el ballet, más que un deporte es un tipo de danza, pero al igual que la gimnasia artística, se basan en el control total y absoluto del cuerpo.
Este control total del cuerpo lo mantendrán a lo largo de su vida.
Y no te engañes si lo que tienes es un machote, igual a ti no te gusta que vaya a ballet, cosa que respeto, pero a gimnasia deportiva o artística…. ¿estamos locos? Si tuviese un hijo me tiraría de cabeza a esta opción.
En el Top 3 al 7:
Aquí meto las artes marciales, como el taekwondo, judo, jiujitsu y los deportes de lucha como la lucha olímpica o grecorromana.
Aparte de la disciplina, y de basarse en el control del cuerpo, generan un nivel de fuerza y de autoconfianza de por vida.
Aquí me dirijo a vosotras en concreto, a las mamis preocupadas por sus princesas… Más vale que tratemos a nuestras hijas como lo que son. Unas princesas, sí, pero GUERRERAS… de otra forma, la vida puede ser más cruel de lo que ya es de por sí.
Finalizando la lista de Top 8 al 10:
La escalada, el atletismo y la natación cerrarían mi Top 10.
Son otros ejemplos de control corporal, coordinación, fuerza y concentración para la resolución de problemas.
En general, estos deportes hacen un trabajo magnífico en el desarrollo de la movilidad, la fuerza y la concentración y de la autoconfianza.
Si estos deportes los practican durante el tiempo suficiente, van a adquirir unos beneficios que van a mantenerse durante los próximos años de infancia y adolescencia.
Este periodo es clave en la fase de crecimiento tanto físico como mental.
En este periodo de sus vidas, el trabajo realizado en edades tempranas, en forma de deporte y juego, van a marcar mucho la diferencia, tanto a nivel físico como mental.
Por cierto, aquí hablo de los deportes que conozco y practico o he practicado.
De lo que no conozco, no puedo hablar. Lo siento.
En resumen,
Escucha y observa.
Elije junto a tu hijo y piensa en su beneficio. A corto y a largo plazo. NO EN TU FRUSTRACION.